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miércoles, 4 de julio de 2018

"Igrak" (English)

She was small, squalid and physically weak in comparison with all those who were born in her time. It was done what it was usual to do with the newborns that did not present the physical canons that the race of the orcs required, discard it. She was taken to the great crevice between the cliffs, along with other wretched babies, where she was abandoned to certain death. But a couple of days later, one of the old orcs who patrolled the boundaries, heard a strange sound that the meandering wind between the colossal mountain dragged in an echo. Motivated by curiosity, he went down to the area where there were lots of small bodies, some recently dead, others decaying chewed by the rats, and in the vast majority there was only a skeleton left. To his surprise, he found still alive and crying, that insignificant creature. It seemed impossible that it still breathe, but the merit of clinging to the life of the tiny being prompted the old orc to take her back.

The girl survived and grew up under the protection of her rescuer, who called her Igrak. But he died when she was only six years old, so she was handed over to a family of unscrupulous orcs. They treated her with blows, they chained her like a vermin for the sole purpose of doing the most unpleasant tasks, was fed with the bones and leftovers of their own food. But at the age of fourteen, one of the multiple beatings to which she was subjected by the head of the family, this time in public in the middle of one of the town squares, Igrak took advantage of a neglect and bit with all her might the back of his right knee, bringing in tissues, muscles and ligaments. The surprise orc fell down screaming in pain, and before he could go back on his feet, Igrak leaped on him with a large stone gripped with both hands, and began to hit his face with all the strength that conferred the anger and hatred accumulated during years. No one dared stand in the fierce scene. Only when the orc´s face was a bloody and misshapen mess, did a young warrior take the stone away from Igrak and, to everyone´s astonishment, held out her hand to get her up.
That same day the young woman joined the warrior hordes where she was placed in front, right in the place of those who first die in battle, but far from bowing to the inevitable, she was surviving while developing her small body to become a vigorous and bone-crushing warrior thanks to an innate aggressiveness and ability to fight.

Now she has the respect of all her fellows, including Rykur, that warrior who one day snatched the bloody stone that gave her the freedom, and now fought side by side with his female, Igrak herself.


Translated by
Pepe Gallego                                                        Ariadna B. Alonso

“Igrak”

Pequeña, escuálida y endeble físicamente en comparación con todas las que nacieron en su tiempo. Se hizo lo habitual con los recién nacidos que no presentaban los cánones físicos que la raza de los orcos requería, descartarla. Fue llevada a la gran grieta entre los riscos, junto a otros desdichados bebes, donde fue abandonada a una muerte segura. Pero un par de días después, uno de los viejos orcos que patrullaban los lindes del territorio, escuchó un extraño sonido que el viento serpenteante entre la colosal montaña arrastraba en forma de eco. Motivado por la curiosidad, bajó a la zona donde se hacinaban montones de pequeños cadáveres, unos recién muertos, otros en descomposición mordisqueados por las ratas, y en la gran mayoría solo quedaba el esqueleto. Para su sorpresa, encontró aún con vida y llorando a aquella insignificante criatura. Parecía imposible que aún respirara, pero el mérito por aferrarse a la vida del diminuto ser impulsó al viejo orco a llevarla de vuelta. 

La niña sobrevivió y se crió al amparo de su rescatador, quien le puso por nombre Igrak. Pero este murió cuando ella solo contaba con seis años, así que fue entregada a una familia de orcos sin escrúpulos. La trataban a base de golpes, la encadenaban como a una alimaña con el único fin de hacer las labores más desagradables, le daban de comer los huesos y sobras de su propia comida. Pero a los catorce años, en una de las múltiples palizas a las que era sometida por el cabeza de familia, esta vez en público en mitad de una de las plazas del poblado, Igrak aprovechó un descuido de este y mordió con todas sus fuerzas la parte trasera de su rodilla derecha, trayéndose en el bocado tejidos, músculos y ligamentos. El sorprendido orco cayó hacia atrás gritando de dolor, y antes de poder rehacerse, Igrak se abalanzó sobre él con una gran piedra agarrada con ambas manos, y comenzó a golpearle la cara con todas las fuerzas que le conferían la ira y el odio acumulados durante años. Nadie osó interponerse en la encarnizada escena. Tan solo cuando el rostro del orco era un amasijo sanguinolento y deforme, un joven guerrero le arrebató a Igrak la piedra y, para sorpresa de todos, le tendió la mano para que se levantara.
Aquel mismo día la joven ingresó en las hordas guerreras donde era colocada al frente, justo en el lugar de las que mueren primeras en batalla, pero lejos de doblegarse a lo inevitable fue sobreviviendo al tiempo que desarrolló su menudo cuerpo hasta convertirse en una recia y fortísima guerrera gracias a una agresividad y habilidad innatas para la lucha.

Ahora tiene el respeto de todos sus congéneres, incluido Rykur, aquel guerrero que un día le arrebató la piedra ensangrentada que le otorgó su libertad, y que ahora luchaba codo con codo junto a su hembra, la propia Igrak.

Pepe Gallego